Mi nombre es Gonzalo Herrera, tengo 45 años y trabajo en la construcción como encargado de obra. Mi tiempo libre está repartido desde hace dos años entre mi familia y mi recién rescatada afición al arte del pirograbado. Mi historia como artista ígneo comenzó en el servicio militar cuando mi superior me exigió “amablemente” un cuadro quemado, expuso como argumento que había oído de mi habilidad con el dibujo; y para qué engañarnos, yo aún no conocía nada acerca de esta técnica, por lo que me fui directamente a la traducción literal...¿de qué sirve hacer un dibujo en madera para después quemar el cuadro? Tras dejar clara mi ignorancia con dicha pregunta, el capitán expuso las reglas de este hábil juego con el fuego. Hice uno o dos cuadros más a parte del encargado por el militar y lo dejé aparcado durante 24 ó 25 años.
Hace dos, retomé la práctica, después de encontrar el aparato entre el desorden caótico de una caja aparcada en el garaje; estaba averiado y decidí repararlo. A partir de ese momento, el interés por el pirograbado impregnó de nuevo mi mente. Empecé a usar el juego de quince puntas que tenía, encontrándoles poco a poco su utilidad . La ilusión crecía al ritmo que los cuadros y fui presentando mi trabajos a los más allegados... A día de hoy mis conocimientos sobre la técnica han sido los propiciados por el esfuerzo de aprender más y el deseo de mejorar y hacer avanzar a este arte, cuyos secretos me fueron desvelados por el tiempo y la constancia; mis únicos mentores.
En un principio, la idea de presentarlo al público no estuvo nunca en mi cabeza, no obstante, alguien puso esa posibilidad ante mí y comencé a considerarla; y aquí estoy para todo aquel que quiera disfrutar de una parte de mí...
Por MªIsabel Herrera
Por MªIsabel Herrera
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